La patilla del cambio es una de las piezas más olvidadas de la bici pero con una función importantísima. Del conjunto cuadro, cambio y patilla, esta última es el elemento más débil (y barato) de forma que ante una caída o piedra en el camino que golpee el cambio se partirá, evitando con ello que se produzcan daños más serios en el cuadro.
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Es una avería relativamente común partir la patilla del cambio.
Como una imagen vale más que mil palabras y para una imagen, mejor un vídeo, aquí una muestra de con una rueda con más de diez pinchazos se puede circular tan ricamente. Refresca la página si no puedes ver el vídeo.
Cada mancha negra es un pinchazo por el que va supurando el “moco” que lleva para sellar los agujeros. A pesar de llevar más de diez pinchazos y no haber rellenado líquido en más de cuatro meses, la rueda va como una seda y sólo requiere inflarla una vez al mes.
En un artículo anterior ya expliqué como sustituir los casquillos exteriores de este amortiguador, el caso es que apenas un mes después ha vuelto a aparecer la tediosa holgura y tras estudiar más detenidamente el problema he visto que el recubrimiento del casquillo interior del ojo del amortiguador está desgastado de forma que no ajusta bien con los casquillos exteriores.
Tras buscar un poco en la web, encuentro una tienda española que vende estos casquillos a un precio razonable de 4 €.
Si ocurre que al coger la bicicleta al día siguiente de arreglar un pinchazo notas que la rueda está deshinchada puede ser un contratiempo, pero si la rueda se te queda sin aire en el monte a más de una hora de camino de ninguna parte el asunto es una putada.
El problema se agrava si desmontas la cámara, buscas el pinchazo y te das cuenta que la rueda no está pinchada.
Un buen día, al levantar la bicicleta cogiéndola por el sillín noto una holgura de unos cuantos milímetros en la parte trasera de la bici que no tengo muy claro de donde viene. Tras descartar problemas con el buje o el eje trasero comienzo a revisar las articulaciones del basculante.
Sólo hicieron falta unos minutos para darme cuenta de que el causante del problema era una holgura que había aparecido entre los casquillo y el alojamiento de los mismos en la unión entre el amortiguador Fox RP2 y la bieleta del basculante de la Giant Trance X3.
Tras lavar y secar la bicicleta observo que el pedalier no gira con la “finura” habitual por lo que me dispongo a revisar el estado de las cazoletas. Sospechosamente, la cazoleta izquierda gira mucho peor que la derecha de forma que le quito el sello a ambos rodamientos para comprobar su estado.
Este es el aspecto que presentan los rodamientos de las cazoletas del pedalier xt después de algunos miles de kilómetros.
Está claro que contra menos pese la bicicleta más rápido iremos con ella pero hay que tener en cuenta dos límites muy importantes, el precio y la resistencia. Cuando encuentras un componente a un coste razonable es muy fácil caer en la tentación de saltarse la segunda frontera. Esto me ocurrió con este cierre para la tija del sillín.
El cuerpo de aluminio con tornillo en titanio, su diseño espectacular y minimalista, sus menos de 10 gramos y los apenas 11 Euros que costaba lo convirtieron en una irresistible tentación.
Los dichosos ruidos han vuelto a hacer su aparición, esta vez en forma de “clack, clack…” al pedalear depie. Parece que viene de la rueda delantera y más concretamente de la zona del buje ya que los radios están en perfecto estado.
Manos a la obra, en el siguiente vídeo dejo los pasos a seguir para desmontar y engrasar el buje de la Mavic Crossride delantera.
Desmontar y montar la horquilla en una BTT es una operación conocida para todo aquel que se haya leído mi artículo anterior sobre el montaje completo de una bicicleta de montaña. Sin embargo, esta operación se complica cuando compramos una horquilla que no está acondicionada para poder ser colocada directamente en la bicicleta.
Estas operaciones son cortar el tubo de dirección a nuestra medida necesaria, empotrar la araña y colocar la pista de dirección.